Al llegar al litoral de Tibau do Sul, cerca del puerto o del pórtico de la ciudad, el primer paisaje que se ve es de las tranquilas aguas de la Lagoa de GuaraÃras. Esta laguna, que ya tuvo sus aguas puramente dulces y por capricho de la naturaleza fue abierta al mar, hoy es una de las principales atracciones de Tibau do Sul.
Además de servir de ruta para la playa de Malembá y para los destinos más lejanos como Natal (por la playa). La laguna es base de una de las más importantes actividades económicas de la municipalidad, la carcinicultura (creación de camarones). Las aguas de GuaraÃras bañan cuatro municipios y la pesca artesanal, hecha en pequeños botes es un lindo espectáculo para admirar.
A demás, la laguna sirve para el turismo, con paseos de barco, lancha a motor y canoas, pesca deportiva y el banana-boat. Hay muchos puertos y anclajes por toda su extensión y una historia de batallas, tragedias y reconstrucción existiendo también una isla histórica con las ruinas de un antiguo fuerte, el Flamengo.
La fauna y flora es muy rica, pues la laguna tiene una extensa área de manglares, fuente de alimentos para diversas especies. Pero cuando va llegando el fin de la tarde, toda la magia aparece, y no hay quien no pare para presenciar el espectáculo de la naturaleza: la puesta del sol en el borde de la Lagoa de GuaraÃras.
A esta hora, las aguas que, en menguante son azuladas y cundo se llenan llenan se tornan grises, se transforman en puro oro, reflejando toda la intensidad del sol, que baña este rincón singular de Brasil.